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Un cántico de amor e ira

Perspectiva

¡Estoy perdido! ¿Quién me
puede ayudar?

A todos nos gusta el mensaje de un Dios de Amor. Y es una parte esencial del Evangelio, pues, la misma Palabra de Dios dice que “Dios es Amor” (1 Juan 4:16). Para entenderlo bien: Dios no solamente ama, sino que Él en su esencia ¡es Amor!

Sin embargo, estamos equivocados si imaginamos a Dios como un abuelo con una espesa barba blanca, demasiado bondadoso como para dañar una mosca, que hace de la vista gorda ante las atrocidades que la humanidad comete. Esa idea del “diosito”, como algunos llaman a Dios —pensando que sea una expresión de cariño, pero que en realidad es una falta de respeto—, parece más a un oso de peluche que al Dios soberano...

 

 

¿Has escuchado? ¡La juventud de hoy es tan diferente a la de antes! Al respecto se podría decir que cada generación ha sido siempre distinta de la anterior y que no necesariamente las diferencias son malas. Si todo fuera lineal y nunca hubiera un espacio en el que podamos replantearnos el porqué de la cosas, no podríamos avanzar como sociedad. También es sabio reconocer que como humanidad muchas veces nos hemos equivocado. Cada generación, sin excepción, ha tomado buenas y malas decisiones. ¡Las ideas tiene consecuencias!

¿Por qué creemos lo que creemos? Como jóvenes que profesamos la fe cristiana, siempre viviremos en...

Un día, el mono Nyani y su amigo Tuku encontraron un coco maduro. Se balancearon de árbol en árbol y lanzaron el coco hábilmente el uno al otro. Persiguieron a su coco mientras rodaba cada vez más rápido por la cuesta entre los árboles. Finalmente, el coco dio un gran salto y aterrizó en el hoyo de Matope. Nyani y Tuku se pararon en el borde del hoyo, charlando enojados. El hoyo estaba lleno de lodo; un lugar peligroso porque uno se atascaba en el fango pegajoso y se hundía más y más. Tuku observó el coco seductor, atascado en el hoyo, fuera de su alcance.

—Nyani, mira, lo atrapé —se jactó.
Apoyó los pies en una piedra y saltó lejos...

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