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¿A qué prestas tu atención?

¡¿Amor?!

¡Uy! Esa es una trampa...¡Mejor me alejo!

¡Estamos en una constante guerra! Es una guerra por nuestra atención. Las grandes empresas de este mundo compiten sin cesar por captar nuestra atención, porque saben que ella abre el camino a nuestro corazón y nuestro bolsillo. Somos influenciados —mucho más de lo que queremos admitir— por aquello a lo que prestamos atención. “La atención es el comienzo de la devoción”, dijo la poetisa Mary Oliver.

No todo lo que capta nuestra atención en esta era digital y en nuestra sociedad acelerada es malo. El problema es que nuestra atención es un recurso limitado. Por lo tanto, tenemos que ser muy cuidadosos y sabios al elegir a quién o a qué regalamos nuestra atención. ¡Sería fatal perder de vista lo que realmente importa en la vida por estar...

 

 

Como todas las chicas, Isabela soñaba con el amor de su vida. Cuando conoció a Sergio en el cumpleaños de una amiga, se enamoró a primera vista. Él cumplía todas sus expectativas: era guapo, inteligente, sociable, bromista y asistía a una iglesia. Poco después empezaron a salir. Todo marchaba bien, hasta que Sergio empezó a presionarla para acostarse con él. Isabela no quiso, pero en algún momento y a tanta insistencia le entregó lo que tanto quería: ¡su cuerpo! A partir de ahí, todo cambió. Sergio se alejó de ella y la dejó con el corazón roto.

¿Sueñas también con el amor de tu vida? Déjame preguntarte: ¿Es solo tu sueño o es tu meta llegar a establecer una relación duradera? Un deportista que se ha puesto la meta de ganar una medalla olímpica...

El primer versículo bíblico que mi mamá me enseñó fue:“Tú eres el Dios que me ve”. Estas palabras me han hecho mucho bien. Cuando yo era niño, mi papá consiguió un árbol de pera muy especial y lo vigiló cuidadosamente. En el segundo año, ese árbol floreció, pero solo tuvo un fruto. Mi papá estuvo muy preocupado y prestó mucha atención a que la pera madurara bien y que el viento no la hiciera caer. A nosotros, sus hijos, nos advirtió que no la tocáramos. La pera se desarrolló muy bien y todos los que la vieron la admiraron.

—¿Ya está lista para comer? —pregunté un día a mi papá—. ¡Solo quisiera probar un pedacito!

—Espera con paciencia, hijo, recién estará madura en...

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